Secreter del Ofidio
Buró vivió escondido.
Se aburrió de la oscuridad del desván
y del paso del tiempo,
del que solo esperaba crecer y hacerse grande
como los otros.
Llegó un lunes temprano
polvoriento y avejentado.
Al poco
viró su suerte.
Jugó al ajedrez de rombos,
cubrió el secreter de ofidio
y creció.
Si te acercas
podrás confesarle algún sueño,
él ya cumplió el suyo.