Cómoda Rosa

Rosa parecía cansada de sobrevolar lugares sórdidos, habitados por seres que fingían amor y amistad pero ocultaban una horrible oscuridad capaz de convertir lo cotidiano en una repetida pesadilla.

Esa mañana de verano, Rosa visualizó una libélula y la libélula visualizó a Rosa. La alada la condujo al lugar donde dormía olvidado y le mostró su tesoro, un pequeño escritorio, verde y agrietado. Ambas sintieron que con su transformación aquel buró prometía convertirse en la discreta compañía que Rosa necesitaba. La libélula le explicó que la ayudaría a alcanzar la madurez y el camino hacia su cercana “Vie en Rose” su próxima Vida Color de Rosa.

Desde entonces viven unidas. Allí Rosa guarda sus sueños y aguarda una nueva realidad tan bella como las fuertes alas que le brotaron en la espalda.

Así, Rosa siempre volará libre y dichosa, sanando las cicatrices de un pasado, que aunque reciente, pronto desaparecerá por los tiempos